lunes, 8 de junio de 2009

Cosas que he aprendido II


y que jamás jamás aprenderé.


Hoy, como buen domingo-lunes (sabemos que las resacas ultimamente duran más de lo previsto) y a punto de lanzarme al suspenso a manos de la Sra. Tresdecadadiezpersonassonpsicópatas me pregunto si es que de todas las veces que me juro a mi misma tengo los dedos cruzados.

El no cumplir con mis propuestas supone una nueva patada a mi jodido culo y a mi corazón. Como siempre. Y es que las ganas desaparecen, las ganas de luchar, de aguantar, de pelear por algo que como siempre, estaba escrito en un papel mojado.
Lo único que consigo es volverme una jodida exigente para la próxima vez.

De repente los puntos de giro suceden cada vez más rápido (y cada vez más girados). Y hay cosas que mi cabeza, mi corazón y mi bolsillo no pueden soportar. Ni muertes, ni abandonos y ni mucho menos un grano en la punta de la nariz.
Días redondos que les dicen.

Pero por suerte, una tiene la maravillosa capacidad de ser jodidamente fría, egoísta (sí, sí, y no lo pongo con mayúsculas porque sería un intertexto) y reponerme en el mismo tiempo que me bebo un chupito de tequila. No es bueno, no es sano.
Pero te envuelve de una falsa felicidad que alimentará a la bestia para generaciones venideras.

Se cierra el libro. No arrancamos las hojas porque no sería de personas maduras. ¿no?





PD: PATXI DEP

1 comentario:

Anónimo dijo...

plas,plas,plas...