Y aquí me encuentro,
rebuscando entre mis raíces.
Intentando delinear un patrón.
Una norma,
a la que desobedecer.
Algo,
que me diga que nunca fui pura,
más allá de lo que solemos entender.
Que me justifique este anhelo y a la vez esta quietud,
y empezar a desesperar,
en la tierna levedad del ser.
Que llevo dando tumbos bastante tiempo, y no encuentro un buen lugar para apoyarme,
más allá de la barra del bar.
Sucia.
Mojada.
Hambrienta.
Dejemos de personalizar.
Y es que no espero que hayas venido para quedarte.
Para amarrarme.
O destaparme.
Tan sólo quiero dejar de esperar.
Desesperar.
Hace 12 años
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